Cientos de habitantes permanecen desde el viernes bajo un aviso de evacuación mientras otros han sido desalojados de sus hogares quienes deben seguir las medidas sanitarias necesarias por la pandemia de la COVID-19.
Más de 400 bomberos apoyados por helicópteros trabajaban para evitar que el incendio forestal, el cual tiene consumidos más de 30 kilómetros cuadrados de maleza, se desplace cuesta abajo en dirección al Bosque Nacional Coronado.
Los funcionarios de bomberos dijeron que equipos especializados estaban evaluando posibles amenazas a los hogares y otras estructuras para identificar rutas de acceso y desarrollar planes de contingencia en caso de que el incendio se extendiera a los vecindarios.
De acuerdo con las autoridades locales, el incendio arde en un terreno demasiado accidentado para que los equipos de tierra trabajen de manera segura, especialmente si necesitaban escapar rápidamente.
El clima seco y cálido y la topografía escarpada y rocosa han sido los principales desafíos para combatir el incendio. Tan sólo en esa zona de Arizona, las temperaturas han superado los 38 grados °C.
La mayor parte del oeste de los Estados Unidos está experimentando sequedad extrema o sequía, creando condiciones desafiantes para la temporada de incendios forestales, indicó el Centro Nacional Interagencial de Incendios.
Los bomberos continúan trabajando en mantener alejado el fugo de las casas mediante líneas de contención. Hasta ahora, no se reportan daños estructurales, ni heridos.
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