Cancún, Quintana Roo

La energía: aunque parezca infinita, cuidémosla

Viernes 05 Febrero 2016

 

Seguramente estás ansioso de celebrar el tan esperado “Día de San Valentín” el 14 de febrero, pero ¿sabías que ese día también conmemoramos el “Día Mundial de la Energía”? Así es, desde 1949 se utiliza esta fecha para invitarnos a reflexionar sobre la importancia que tiene la energía en nuestra vida diaria, y fomentar e incentivar el uso de fuentes energéticas renovables y limpias como alternativas para combatir la contaminación y las emisiones derivadas de nuestro consumo energético.

Pues bien, la energía es indispensable en el desarrollo y crecimiento de cualquier país, no sólo por su aplicación universal en las actividades humanas, sino también por su relación con la competitividad de la economía, sus efectos en el medio ambiente, la calidad de vida de las personas, las relaciones internacionales y la geopolítica mundial.

Observando la historia de la sociedad, la energía ha sido un factor de progreso, siendo el motor de cada modo de producción. En la prehistoria se utilizaba la Energía humana y la biomasa, en la época de la esclavitud fue el auge de la energía humana y animal, el feudalismo marcó el comienzo del aprovechamiento del agua y del viento, y dentro del capitalismo florecieron los recursos fósiles (petróleo, carbón y gas), la energía nuclear y las energías renovables.

Pero también, la exploración, explotación, producción, comercialización, el transporte, consumo y manejo insostenible de los recursos energéticos –particularmente de los no renovables- han resultado como principales factores de agresión y violencia entre las naciones por su interminable dominio, y son la causa de los principales problemas ambientales que aquejan al Planeta. La producción de Energía no es la única fuente de contaminación, pero está directamente relacionada con la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causantes del calentamiento global y el cambio climático.

Lamentablemente, a pesar de que la energía es vital para la sociedad, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), más de un tercio de la población mundial no tiene acceso a fuentes de energía, y los 30 países más desarrollados -que representan un 15% de la población total-, consumen más del 60% de la energía disponible en la Tierra, lo que refleja un injusto y diferenciado “acceso” a los recursos energéticos.

Cabe añadir que, de acuerdo al “Panorama Energético Mundial 2015” de la Agencia Internacional de Energía, el 87% de la energía que se produce en el mundo proviene de los combustibles fósiles: 40% del petróleo, 38% del carbón y 19% del gas natural, y apenas el 13% proviene de energías renovables, lo que provoca que el sector energético sea la principal fuente del Calentamiento Global. Mientras no diversifiquemos nuestro consumo con energías limpias, no cambiaremos el balance de carbono en la atmósfera, y seguiremos afectando el Planeta y nuestra calidad de vida, pues cada día pierde su capacidad de absorber los impactos de nuestras acciones cotidianas, poniendo en riesgo su propia existencia y la vida de todos los seres que la habitamos.

Las fuentes no renovables son cada vez más escasas y su producción es más costosa; por el contrario, el potencial de los recursos renovables técnicamente accesibles en todo el mundo es tan amplio, que podría generar “seis veces la energía que actualmente consumimos en el planeta”.

De hecho, si los gobiernos destinaran a las fuentes renovables 60 centavos de cada dólar invertido en nuevas centrales eléctricas hasta 2040, la generación eléctrica mundial basada en renovables aumentaría a unos 8300TWh (más de la mitad del aumento de la generación total), lo cual equivale a la producción energética de todas las plantas que usan combustibles fósiles en China, Estados Unidos y la Unión Europea juntos. Costa Rica lidera en América Latina con el 66% de abastecimiento energético a partir de fuentes renovables. Sigamos su ejemplo.

Progreso y respeto por el medio ambiente y por la salud van de la mano. Es por eso que los países como México tienen una corresponsabilidad mayor para fomentar y consolidar el uso de las energías renovables, a fin de garantizar un sistema energético eficiente y con un alto grado de aprovechamiento de recursos energéticos disponibles y a nuestro alcance.

Debemos también reducir urgentemente el consumo energético y dejar de sobreexplotar los recursos naturales, pues la utilización eficaz de la energía así como su empleo inteligente, justo, equitativo y responsable, son esenciales para la sostenibilidad del planeta, y de éstas dependerá la seguridad energética de cada país y el equilibrio ambiental global.

Consideremos y apliquemos las propuestas del reporte “Perspectivas de la energía en el mundo” publicado en junio de 2015, para: aumentar la eficiencia energética en los sectores de la industria, los edificios y los transportes; reducir progresivamente el uso de las centrales de carbón y prohibir su construcción; eliminar los subsidios a los combustibles fósiles; reducir las emisiones de metano en la producción de gas y petróleo. A través de tales medidas podríamos evitar llegar a los 2°C de temperatura global previstos por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, sin ningún costo económico neto.

Definitivamente podemos hacer más para evitar los peores efectos del cambio climático que ya estamos viviendo. Hay señales inequívocas de que la “muy necesaria” transición energética mundial está en marcha, pero todavía no al ritmo preciso para revertir la tendencia de emisiones crecientes de CO2. He ahí la urgente necesidad de modificar las políticas energéticas de las naciones, “despetrolizarlas”, y darles su lugar e importancia a las energías renovables.

No podemos seguir pasivos ante las externalidades derivadas de la quema de combustibles fósiles, particularmente petróleo, como la contaminación del aire, los derrames y sus afectaciones en el ecosistema marino, etc.

La enorme riqueza natural de México y la inigualable ubicación geográfica que tenemos nos han posicionado como una nación con importantes índices de producción en hidrocarburos, pero también con enormes potenciales de aprovechamiento de fuentes renovables de energía. ¿Por qué no cambiamos ya los primeros por las segundas? Una de las metas más importantes para el sector, es diversificar la producción de energía a partir de fuentes renovables, garantizando que tengan una participación del 35% al 2024.

De hecho, México se encuentra entre los países con los mejores desiertos para generar energía solar en todo el mundo con un potencial cuatro veces mayor que Alemania y España, líderes mundiales en este sector, tanto así, que en los próximos cinco años la generación de energía solar fotovoltaica podría crecer hasta 20 veces en nuestro país (aunque actualmente producimos mil veces menos de energía solar que tales países). Incluso, si la radiación solar que recibe el estado de Sonora se aprovechara, todo el territorio mexicano podría abastecerse de energía eléctrica.

Igualmente contamos con un potencial de energía renovable de más de 200 mil megavatios a través de sus formas fotovoltaica, térmica, eólica, mareomotriz, nuclear, geotérmica, hidráulica y de biomasa. Prioricemos entonces la transición energética. Es una oportunidad que no podemos dejar pasar.

LOS RETOS DEL PAÍS

Definitivamente, el país enfrenta retos en materia ambiental, donde los costos a la salud y al medio ambiente derivados de la generación y del uso de la energía son significativos. Los efectos del cambio climático también representan un reto importante, lo que seguirá ocasionando impactos en la salud y sobre diversos sectores económicos. Estos retos requieren una transformación de hábitos y de consciencia en nuestros patrones de producción y consumo de Energía.

Luego entonces, nos corresponde crear una economía baja en carbono para hacer frente al Calentamiento Global, realizando también estas acciones: reducir el consumo de energía eléctrica a través de la mejora en eficiencia y tecnologías, así como de la creación de incentivos fiscales; desarrollar y posicionar vehículos de pasajeros más eficientes y limpios; mejorar la producción y transmisión del gas natural; disminuir las emisiones de gases contaminantes aplicando los estándares más estrictos, concentrándose en eliminar los refrigeradores y aires acondicionados que contaminen.

Es necesario que los beneficios de las políticas públicas en materia energética sean tangibles, y vayan más allá de la mera instalación de infraestructuras para el uso de las energías renovables, por lo que debe ponerse a disposición de la ciudadanía la tecnología existente en los rubros de ahorro de energía, para hacer los procesos industriales más eficientes, lo cual se refleja en mayores utilidades y beneficios ambientales.

Del mismo modo resulta toral apoyar la economía familiar con ahorros reales en el gasto de energéticos para uso doméstico, ya sea mediante el uso de fuentes renovables o mediante la eficiencia energética, involucrando así a la población en el compromiso con la reducción de emisiones, la transición hacia fuentes más limpias de energía, el cuidado del medio ambiente y la preservación de la salud tanto de la humanidad como del planeta.

Pocas actividades o sectores parecen más distantes del ciudadano común que el de la energía. No es aventurado asegurar que sólo una parte de la población sabe cómo y dónde fue generada la energía por la que paga la cuenta cada mes. Es así, que la ciudadanía debe informarse e involucrarse en el conocimiento sobre la Energía que consume para saber si puede hacer algo por que sea más limpia, sustentable, y renovable. “Todo es Energía, solo se transforma; aunque parezca infinita, valorémosla”. La sociedad debe participar en la reconstrucción del país y el mundo que anhela, pues reducir el consumo energético es una corresponsabilidad de toda la población, con lo cual beneficiará su economía, mejorará su calidad de vida y contribuirá con equilibrio ecológico local y global.

 

Seguramente estás ansioso de celebrar el tan esperado “Día de San Valentín” el 14 de febrero, pero ¿sabías que ese día también conmemoramos el “Día Mundial de la Energía”?

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