Cancún, Quintana Roo

Opositores que no despiertan

Miércoles 06 Enero 2016

EN ÓRBITA

La oposición política debe jugar un rol democrático, abanderando causas ciudadanas y ejerciendo un contrapeso a los grupos en el poder. No debe ser una moda, un capricho ni una franquicia familiar, como ha sido la tónica en Quintana Roo, donde ha simulado, y en el peor de los casos, ha servido de comparsa tanto al PRI como a sus aliados.

Es nocivo para la vida pública una oposición de membrete, lo que ocurre cuando se le copta o se le inventa. Más siglas no garantizan la diversidad, menos la alternancia; por eso, muchos lamentan que sobrevivan algunos partidos.

Hoy la oposición intenta reagruparse tras derrotas, traiciones, purgas y desbandadas, que han roto la confianza entre la mayoría de sus miembros. Si logran estabilizarse, aunque sea un grupo reducido pero sólido, podrían entrar en serio en el juego político. Aun así, dudo que puedan hacerle cosquillas, por ahora, a quienes se ostentan como ganadores absolutos.

El PAN debe unirse. La dirigencia actual tiene su propia oposición interna, y como se ha prolongado, las diferencias se recrudecen, porque ganan los de siempre y pierden los de siempre. Después de superar estos retos, podrán pensar en conquistar puertas afuera. Acción Nacional se ha olvidado de sectores estratégicos, como el empresarial, antes ligados indudablemente. Decidir rescatarlos es una situación urgente. 

En este instituto –se dice que el segundo en presencia– se está hablando de Carlos Joaquín González, quien fue arropado recientemente por panistas en Cozumel e Isla Mujeres. Visto por muchos como un prospecto con capital político nada despreciable, esperan su definición, lo mismo que han de pensar en el PRD, donde lo ven como el posible.

El ex subsecretario federal de Turismo ha sido demasiado cauteloso para enarbolar una bandera, lo cual ha incomodado a simpatizantes de aquellos partidos. Porque hay una verdad innegable: a nadie le gusta ser plato de segunda mesa. En vez de fortalecer a la oposición, un Carlos Joaquín en la incógnita los debilita y hasta los desprestigia.

En Morena –el otro que figura – están asimilando la novatez en tanto se les viene de golpe la hora de las definiciones. Con perfiles diversos, los del “Peje” confían en el efecto que puede multiplicar la figura del líder nacional para quedar mejor parados, aunque lo más probable es que no les alcance para mucho.

El PRD sigue batallando con sus demonios. Tras la renuncia de referentes y exgobernantes con todo y sus seguidores, los cabecillas de ese partido intentan aferrarse a otros, como al PAN, el único que pueden brindarle certeza gracias a su tradición, sus antecedentes en común y los triunfos históricos en su haber.

Sobre los otros, el caso del PT llama la atención. Considero que ha firmado su sentencia con la declaración en torno a su próxima participación en solitario, lo cual es una atrevida aventura saliendo de una etapa de total incertidumbre, durante la cual casi pierden el registro. Esto, sin profundizar analíticamente en lo del “nuevo líder moral”, quien se presenta maltrecho por el pleito con los hombres del poder.

La oposición tiene cuadros muy valiosos. Hombres y mujeres que pueden erigirse como políticos de recambio y ofrecer alternativas, algo diferente, que guste y convenza a los ciudadanos. Es hora que los de siempre den paso a quienes poseen talento y no tienen los amarres inútiles con los adversarios.

Se ha propagado de alguna manera un entorno peyorativo a la palabra oposición, colocándola en una postura negativa, como si ser o decirse de oposición fuera políticamente incorrecto. Lo peor es que los opositores naturales caen también en esa trampa y se esconden para no ser señalados. Hoy tienen que dar la cara los que saben y pueden. Al menos, para hacer de la política algo más entretenido. Es necesario demostrar seriedad en un contexto de transición. 

La oposición política debe jugar un rol democrático, abanderando causas ciudadanas y ejerciendo un contrapeso a los grupos en el poder...

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